En el pueblo de Fröslunda, en Altuna, la granja de principios del siglo XVIII se encuentra junto a la primera escuela de la parroquia. La pequeña escuela, con una sola aula, ha sido renovada con esmero para convertirla en un encantador museo escolar, en el que no falta de nada. En él se pueden contemplar antiguos carteles escolares, reglas de cálculo y mucho más. La casa está bellamente decorada por dentro y repleta de artefactos locales, todos ordenados y claramente dispuestos.